«LA INCERTIDUMBRE NO ES UNA DEBILIDAD DE LA CLÍNICA, ES SU PROPIA NATURALEZA» Dr. J.C.Gimenez

«La buena medicina clínica siempre mezclará el arte de la incertidumbre con la ciencia de la probabilidad». W. Osler  La complejidad de los procesos que retan a la medicina actual nos confronta con la incertidumbre e incluso con la posibilidad del caos. Los médicos nos movemos continuamente entre lo que conocido y lo desconocido. La explosión del conocimiento y la imposibilidad de manejar la totalidad del saber existente, nos impulsa continuamente a distinguir entre la insuficiencia de nuestro conocimiento personal, la falta de conocimiento organizacional o la insuficiencia del conocimiento médico global. A lo anterior debemos añadir otros tipos de incertidumbre: 

La denominada incertidumbre molecular derivada de la biología celular y molecular y sobre todo del proyecto del genoma humano, la cual ha generado cantidades inmensas de información que aun no cobran significado para la medicina y que puede conducir a considerar moléculas y no pacientes.

Por ello Tosteson y Goldman señalan la necesidad de crear un marco conceptual para darle coherencia a esta información y transformarla en conocimiento médico:

La incertidumbre provocada por el retorno de las enfermedades infecciosas y la emergencia de nuevas infecciones como el VIH.

La incertidumbre terapéutica porque carecemos de la posibilidad de prever gran parte de los efectos adversos y reacciones idiosincrásicas.

La incertidumbre pronóstica, derivada de la inquietud social y humana por evitar el encarnizamiento terapéutico, y las limitaciones para predecir los resultados finales. 

La incertidumbre derivada del avance de las pruebas diagnósticas, que permiten anticipar la aparición de algunas enfermedades, frente a la imposibilidad de modificar su curso.

La incertidumbre derivada de la imposibilidad de eliminar los errores médicos producidos por fallas cognitivas o por fallas organizacionales y sistémicas. 

La incertidumbre derivada de enfocarnos a resolver el caso individual o a actuar de conformidad con los resultados de las observaciones epidemiológicas, que ahorran recursos a escala global, pero pueden entrar en conflicto con las necesidades del paciente individual. Este breve recuento nos muestra el carácter contradictorio y ambivalente de la medicina de nuestro tiempo.        No obstante, la incertidumbre y la ambivalencia son dos retos que nos permitirán generar nuevos conocimientos.

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