LA VOCACIÓN MÉDICA

La Medicina, profesión exigente en cualquier país donde se ejerza, necesita de la presencia renovada y vital de la vocación. Alrededor del mundo, los médicos se encuentran bajo una presión incesante y una lucha constante por ofrecer servicios de salud de la más alta calidad y de la manera más eficiente posible.

El progreso científico y el desarrollo tecnológico de la segunda mitad del siglo XX han contribuido a un cambio radical en el papel del médico en la sociedad occidental. La Medicina contemporánea tiene muchos desafíos, tales como mantener y mejorar el alto nivel ético que regula la profesión, por que ha incorporado la tecnología e investigación en la formación; pero el objetivo más importante es humanizar al máximo el ejercicio profesional. 

La profesión médica ha sufrido una progresiva especialización, transformando la imagen del médico tradicional, dotado de conocimientos enciclopédicos, en un nuevo profesional cuyas habilidades se reconocen según el dominio de la especialidad dentro de la cual ejerce. La imagen del médico brillante ha sustituido la del médico hipocrático, consiguiendo elevar el status social y puede convertirse un espejismo para captar estudiantes jóvenes con ambiciones económicas y ávidos de obtener su reconocimiento social. Esta situación estableció una Medicina con excesivo profesionalismo pero con un alto riesgo de perder su humanismo que la ha caracterizado durante muchos siglos. Sólo la vocación hará que los futuros médicos no sean deslumbrados por el exitismo que impregna la Medicina moderna y comprendan que el objeto de la Medicina no es la enfermedad, sino el enfermo y que la mayor virtud de un médico no es el conocimiento científico, sino la compasión. Los futuros médicos tienen que comprender que la vocación es la única garantía de recuperar el  humanismo que la Medicina nunca debió dejar y que un médico con vocación, jamás dejará de serlo. 

Dijo Gregorio Marañon: “En la vocación médica se entremezcla un gran amor al prójimo, con un deseo de curar o al menos de aliviar sus males, un afán de investigar, de correr en pos de la verdad y el deseo de enseñar lo que se ha aprendido sobre el conocimiento del hombre”. 

La vocación médica se tiene o no se tiene. Algunos estudiantes refieren que su vocación despertó con la lectura de uno de los libros clásicos y otros por la épica del acto médico que muestran algunas series de televisión. Algunos autores afirman que la vocación médica se forma a medida que se tiene conocimiento de esta disciplina; aunque se puede definir en una sola palabra: SERVICIO. 

Ese profundo sentimiento de empatía tratando de curar o al menos aliviar a los enfermos, expresa respeto a la vida y también solidaridad ante el sufrimiento. Exige conocimiento sólido de las múltiples facetas humanas y amplias bases de educación, desde condiciones innatas como cultura literaria, filosófica y artística. Por esta razón la vocación se convierte en la vida misma del médico, porque es allí donde transitaría la mayor parte de su realización personal y social. Ser médico en todas las épocas dignificó servicio, entrega y dedicación hacia los demás. La esencia del acto médico es servir a quien nos necesita. No se aprende el sentido de la profesión, si no se somete el ego para ser útil a los demás. Es agradable ser importante, pero es más importante ser agradable. La Medicina tiene más excelencia como profesión humanística que como ciencia.

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Casi todos los médicos saben cómo aliviar, muchos saben curar, pero son pocos los que además, saben escuchar y acompañar. Para saber conjugar los verbos escuchar y acompañar se debe tener una auténtica vocación.

Cualquiera puede estudiar Medicina, pero no cualquiera puede ser médico. Exige vocación. Ser médico no es un oficio más, es una filosofía de vida…El que elige Medicina, no elige una profesión sino una forma de vivir.

Futuros médicos: Si quieren ejercer Medicina sepan que van a ocupar un lugar donde la mayoría de las personas no quiere estar: cerca del sufrimiento humano y la muerte. Sólo se consigue estar y permanecer con vocación. 

Sostener la vocación a pesar de las frustraciones en la Medicina moderna, es un desafío y una demostración de la fortaleza subjetiva. El ejercicio profesional soñado en la universidad a veces resulta una utopía.

Para estudiar Medicina se precisa tener una mediana inteligencia y perseverancia; pero para ser un buen médico, además se necesita vocación y talento.

La medicina resulta esencialmente incomprensible cuando no es percibida como vocación de servicio. La curación y el alivio necesitan de la ciencia, el consuelo necesita del humanismo. En algunos casos, aliviar y consolar es lo único que podemos hacer, que no es poco.

Un médico con vocación, nunca dejará de serlo. “La vocación única garantía del humanismo médico”.

Con los años los médicos comprendimos, que no elegimos una profesión, sino un modo de vida. Y que lo debemos transitar como podemos, entre lo sagrado (vocación) y lo profano (productividad), buscando curar, aliviar y siempre acompañar al ser humano que sufre.

«La vocación es la mejor vacuna contra el sonambulismo tecnológico que impregna la Medicina moderna y ayuda a comprender lo que muchos ignoran: que el objeto de esta noble profesión no es la enfermedad, sino la persona enferma y su sufrimiento».

Hoy, la Medicina es una estructura horizontal. El acto médico ya no es exclusivo entre dos personas; es un sistema de multiatención,que incluye varios actores. Para ejercer se debe saber convivir entre lo sagrado (la vocación) y lo profano (el gerenciamiento y el costo/beneficio)

La vocación debe superar tres obstáculos: El estrés académico en la Facultad, luego el maltrato en la Residencia y el Síndrome de Burnout en el ejercicio profesional.

La Medicina es una disciplina muy difícil de ejercer sin vocación. La Medicina sin vocación se convierte en una pesada carga.

«Si no tienes pasión, te darás por vencido». Steve Jobs. Ocurre también en Medicina. 

La vocación es lo único que garantiza ejercer con pasión y además que un médico nunca deje de serlo.

No olvidemos el mandato hipocrático: Con pasión ejercer. Compasión para el paciente.

La Medicina resultaría incomprensible si no es percibida como vocación de servicio. Curar y aliviar atañen a la ciencia. Acompañar y consolar atañen al humanismo.

La vocación médica se manifiesta por poseer una triple capacidad:la técnica científica,la sensibilidad profesional y la amplitud filosófica.

Va impulsándose a un aislamiento emotivo, anestesiado, borrando la crítica y autocrítica, olvidando el trabajo en equipo, y expulsando a la subjetividad del médico y su sentimiento de vocación

Ser médico es graduarse; actuar de médico es ejercer y sentirse médico es la sublimación de una vocación; tres condiciones imprescindibles.

«Un médico con vocación, nunca dejará de serlo».

La sacralización de conocimiento científico y de la tecnología, puede vulnerar la esencia del quehacer del médico: su vocación de servicio.

El estudiante debe tener vocación y capacitarse, porque como médico cargará con la responsabilidad de la vida y la salud de las personas.

tivos del conocimiento, las actitudes y las creencias y el emocional, que epresenta los dominios emotivos de la empatía, la compasión y la conexión. 

Los dominios cognitivos a menudo se asocian con el profesioinalismo y los dominios emotivos con el humanismo, pero es la conexión entre los dos lo que es vital para la educación y la práctica humanística. 

Actuar tiene consecuencias y genera reacciones en los compañeros, los pacientes y los alumnos. Cada pequeño acto de bondad puede retroalimentar el ciclo de conciencia reflexiva conciente y despertar el humanismo.

La acción humanista desarrolla y sostiene las relaciones y fomenta el desarrollo de los demás. El cuidado humano de las personas se demuestra mediante comportamientos específicos como escuchar y comunicarse bien, considerando el bienestar psicológico del paciente, reconociendo su individualidad, tratandolo a él y su familia con respeto, mostrando empatía y generando confianza. 

En la Medicina moderna es necesario un marco interpretativo práctico para comprender el humanismo a través de la lente de cómo se enseña y se aprende. Tendría que haber programas para la enseñanza a través de la literatura, en grupos pequeños junto a la cama del paciente a fin de capacitar que los profesionales de la salud adopten y encarnen una atención humanizada.

Aunque la literatura sobre profesiones de la salud lamenta una erosión constante del humanismo, el profesionalismo y el significado de la medicina, se debe intentar profundizar sobre el tema en el pregrado, tanto en los contenidos teóricos como en los prácticos. El objetivo es que nutriendo de humanismo a la educación y a la práctica, se aporte un modelo conceptual conciso que sirva de marco para la reflexión y la acción no sólo individual, sino también colectiva. 

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